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Les dijo:

— No llevéis nada para el camino: ni bastón, ni zurrón, ni pan, ni dinero. Ni siquiera dos trajes. Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que salgáis del lugar. Si en algún pueblo no quieren recibiros, salid de allí y sacudid el polvo pegado a vuestros pies, como testimonio contra esa gente.

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